Dos amigas están de viaje en Barcelona. Se preparan para salir de fiesta esa noche. La brisa mediterránea se cuela a través de la puerta entreabierta del balcón. Es una brisa con un olor extraño, quizá porque detrás del balcón no está el mar, sino Las Ramblas. Quizá sea olor a pólvora, tal vez alguien está cargando cajas de fuegos artificiales. O el olor a podrido de las banderas que nadie descuelga desde hace meses. Es un puerto, Barcelona. Es eso. Los puertos huelen un poco mal, es como en Buenos Aires. En todo caso, nada de esto es relevante: esta noche hay una fiesta. Ellas tienen un plan. La Tiniebla es joven.